Linda Vellianitis – lindavell@yahoo.com
Licenciada en Psicología – Gabinete Técnico de A.M.A.R – Arroyomolinos- Madrid
Mientras que en las mujeres adultas la violencia de género se manifiesta en su mayor parte de forma física, en las menores de edad lo hace de forma psicológica. Tal y como cuenta Linda Vellianitis, psicóloga de la Asociación Alma que lucha contra la violencia de género, las adolescentes suelen sentirse confundidas porque “los mensajes de control se mezclan con una actitud seductora”. Además, suelen aislarse de su entorno y amistades. Debido a esto se debe tratar este tema con cautela y acompañar a la víctima en la medida que ella lo permita.
¿Se manifiesta de forma distinta la violencia de género en chicas menores y en mujeres adultas?
El eje enamoramiento-amor romántico, vigente aún en nuestra sociedad occidental, es un punto en común. Adolescentes y adultas se enamorarán de varones que las encandilen, que se muestren atentos y solícitos a sus deseos. Cuando ellos sientan que se ha instalado el eje “poder y control” en la relación, las actitudes de estos varones cambiarán drásticamente, instalarán el maltrato y los controles sistemáticamente.
En el caso de mujeres adultas, al nacimiento de hijos, la convivencia con el violento y el maltrato cotidiano las angustiará sobremanera. Se encontrarán aisladas de sus familias y amigas, inmersas en la tensión cotidiana del hogar, con un hombre que las humilla, descalifica, degrada y maltrata físicamente. Vivirán el día a día en un estrés permanente. El proceso para salir de esa situación no es sencillo ni es rápida la toma de conciencia para hacerlo. El aislamiento no la favorecerá en este proceso.
Por otro lado, las adolescentes continuarán viviendo con su familia de origen pero recibiendo maltrato psicológico a través del móvil o personalmente por parte del novio violento con actitudes como el control del móvil, que no salga sola, que no se vista de modo que él considera provocador, etc. Se irán alejando de sus amigas y afectos y vivirán pendientes de lo que dice o piensa su novio. Se sentirá desconcertada pues los mensajes de control de él se mezclarán con una actitud seductora. Insistirá en que él lo hace porque la quiere y para protegerla. El estado de ánimo de la adolescente cambiará al igual que sus costumbres. Se encerrará en sí misma, no comentará lo que le pasa. Sobre esa plataforma podrá desatarse la violencia física.
Si el entorno familiar o de amigos/as percibe estas señales e intentan acercarse, con cautela y paciencia, puede abrirse un camino para que salga de esa situación.
¿Existen comportamientos o síntomas que puedan poner en alerta a los padres o estos se pueden llegar a confundir con problemas y cambios en la adolescencia?
La adolescencia es la etapa vital que se transita desde la dependencia de la infancia hacia la autonomía de la adultez joven. En ese momento, el grupo de pares es la pieza clave. En el caso de las adolescentes, el grupo de compañeras y compañeros del colegio, las amigas cercanas, las primas con quienes comparte salidas, disfrute, charlas cómplices es la normalidad de esta etapa.
Cuando una joven se encuentra en una relación de pareja violenta, sus conductas van cambiando. Se cierra en sí misma, se aleja de sus grupos de amigas, su estado de ánimo cambia, predomina la angustia y la preocupación por tener que estar siempre en alerta a lo que plantea el novio. También se aísla.
Ni las amigas ni la familia saben qué le pasa, pero rápidamente podrán hilar cabos y detectar que el cambio proviene del vínculo de pareja reciente. No se confunde con la normalidad de los cambios de la adolescencia dado que se dan rasgos específicos.
¿Son las amigas y la familia una red de apoyo para estas víctimas? ¿Son fundamentales a la hora de denunciar y dar la voz de alarma?
Sí, las amigas y la familia tienen la potencialidad de funcionar como redes de apoyo, pero al estar una adolescente en situación de violencia de género no siempre puede aprovechar ese recurso. Los mensajes descalificatorios, absorbentes del novio violento, la empujan al aislamiento. Esto hace que la inhabiliten de hacer uso de esas redes de apoyo.
Si las amigas o la familia logran perforar ese blindaje (porque encuentran el canal de llegada, o, porque ese mismo canal se permeabilizó por alguna situación de vulnerabilidad extrema de la joven), se convierten en fundamentales para ayudarla a tomar la decisión y acompañarla en el proceso de denunciar.
¿Los profesores deberían estar formados en violencia de género para poder detectar estas situaciones?
Por supuesto que sí. Los profesores deberían estar entrenados en todo lo relacionado a perspectiva de género. Esto les permitiría ir decodificando de una manera bastante acertada lo que observan en las adolescentes que se encuentran en situación de violencia de género, que forman parte de sus clases.
La educación es la clave principal, pero siempre incluyendo lo informativo y el componente de la sensibilización. Además debería ser impartida por profesionales capacitados debidamente, es decir, por quienes hayan trabajado sobre sus propios estereotipos de género y estén en condiciones de coordinar espacios con adolescentes.
Otra línea que debería abordarse serían los canales como TikTok o Instagram, aunque siendo muy cuidadosos con el tipo y modalidad de mensaje que se les envían. Debe ser breve, ir al punto, pero sin dramatismo exagerado e incluyendo información sobre contactos o espacios donde ellas puedan recurrir en el caso de que necesiten pedir ayuda.
¿Tienen herramientas las jóvenes para enfrentarse a este tipo de violencia?
No es información lo que les falta sino herramientas que las fortalezcan emocionalmente, que colaboren con su empoderamiento personal, a la vez que conocer los mitos alrededor del amor romántico, y el riesgo que implica creer que es el único modelo de pareja posible.
Si tienen alguna duda al respecto sobre situaciones de violencia en su pareja deben asistir a asociaciones, puntos de violencia de género, servicios sociales locales, centros de la mujer o delegaciones de la juventud en su comunidad autónoma. Como vía rápida a nivel nacional pueden llamar al 016, que las orientará.
¿Influye en las parejas de adolescentes que haya jóvenes que se sientan discriminados por ser hombres, como se vio en la última encuesta del CIS?
Quienes actúan desde lo que se ha denominado “neomachismos” son varones que no se identifican abiertamente como machistas pero que lo hacen indirectamente, romantizando las relaciones del pasado, la virginidad de la mujer, los roles estables mujer en el hogar-hombre fuera de casa… Tal vez eso influya en que se esté reactivando el modelo patriarcal, pero no como única ni principal causa del repunte de violencias.
La pornografía también influye en las relaciones de adolescentes, tanto en la mentalidad de los chicos como en la de las chicas. Dada la falta de reflexión sobre estos temas (tanto en casa como en las instituciones) y lo tabú de los mismos, parece que los modelos del porno para las y los adolescentes es la alternativa que gana espacio.
¿Qué pueden hacer los padres cuando su hija ha decidido continuar una relación donde ha sido maltratada?
Cuando la familia de la adolescente detecta que algo fuera de lo normal le está ocurriendo y lo asocian con la posibilidad de que la joven esté en una pareja violenta, la primera reacción será de estupor, paralización y/o enojo. Una vez que superan ese golpe emocional, verán cómo pueden abordar la situación para ayudarla.
Si ha podido hablar sobre el tema con su hija y la joven decide continuar en la relación, es importante que mantenga la calma, busque información, mantenga el diálogo abierto y la escuche y la acompañe sin invadirla, sin juzgarla ni censurarla.
En la medida en que su hija lo solicite y acepte, podrá aportarle espacios de abordaje especializado que la puedan ayudar. Es importante que establezca contacto con personas de la red de amistades de la hija, intentando que formen parte del núcleo de contención y apoyo, e intercambiar la información que todos aporten sobre lo que sucedió o sucede, a la vez que escuchar ideas que surjan de esas personas, tratando de unificar criterios para ayudar a la joven.
La madre debería también mantener una actitud de alerta por si la relación con el agresor se torna peligrosa para su hija y es ella quien debe actuar. Saber qué tiene que hacer, dónde denunciar y pedir ayuda.
El hecho de que se denuncie más se relaciona en mayor medida con la información que se está desplegando, en medios y redes y, en el aumento de toma de conciencia sobre lo que es la violencia de género.
¿Cómo se puede lograr que estas jóvenes rompan el silencio y pidan ayuda?
El camino para lograr que la joven rompa el silencio hay que construirlo a partir del acercamiento. Si la joven no cuenta lo que le está pasando no es que lo esté ocultando, sino que no puede ir más allá en ese momento. No se debe insistir, ni pedir que cuente detalles ni que se extienda en lo que le ocurre, sino tener paciencia acompañándola. En ese marco de confianza, en la medida que ella pueda, la joven irá relatando lo ocurrido.
¿Qué consecuencias psicológicas tiene haber estado en una relación de maltrato para estas jóvenes?
La violencia de género siempre deja huella. Pues durante el periodo en el cual la joven está en la relación, se ve expuesta a un estrés crónico que la va desgastando. Una vez que pueda salir de esa situación con ayuda de su red de afectos, y en la medida en que inicie tratamiento psicoterapéutico, irá superando el cuadro, pero las huellas siempre quedan. Su recuperación dependerá de los recursos psíquicos de la adolescente y del tiempo que haya estado atrapada en la situación de violencia.
Leave A Comment